Las drogas
Las drogas son sustancias o compuestos químicos que alteran la forma en que el cuerpo trabaja. Cuando entran en el organismo llegan al torrente sanguíneo y desde allí son transportadas a otras partes, como el cerebro. En el cerebro, las drogas pueden intensificar o entorpecer los sentidos, agudizar o enlentecer el sentido de alerta y a veces disminuir el dolor físico. Una droga puede ser beneficiosa o nociva.
Las drogas se pueden clasificar según:
Los efectos en el sistema nervioso central, por el grado de dependencia, por la situación jurídica.
Las formas de consumo son:
Las formas de consumo son:
Vía oral: Consumo de
una sustancia a través de su ingesta. La absorción se produce a través de la
mucosa del aparato digestivo, pasando a la sangre.
Vía intranasal o
esnifada: La sustancia se introduce aspirándola por la nariz, de forma que es
absorbida por los vasos capilares de la mucosa nasal, pasando al torrente
sanguíneo.
Los efectos en el consumo pueden variar de persona a persona, según la droga consumida y el grado de adicción, entre los que podemos mencionar son:
Otras mucosas: Las mucosas más frecuentes en las que
se aplica la sustancia son las de los órganos sexuales y las encías, que
presentan gran cantidad de terminaciones nerviosas y vasos capilares, a través
de los cuales se introduce la droga en el organismo. Esta vía de consumo es
poco utilizada en la población general, aunque existen colectivos de consumidores
que la utilizan.
Vía pulmonar: La absorción de la droga por parte del
organismo se efectúa a través de los alvéolos de los pulmones, pasando a la
sangre y produciendo los efectos propios de la sustancia. La forma de
introducir la sustancia puede ser inhalada o fumada.
Vía intravenosa o parenteral: El paso a la sangre es
inmediato. Habitualmente se realiza a través de una jeringuilla que contiene
disuelta la sustancia y que se inyecta en una vena del organismo mediante una
punción.
Los efectos en el consumo
En el Sistema nervioso central.
Disminución de la memoria a corto y largo plazo,
alteración del sentido del espacio y el tiempo, disminución de la capacidad de
atención, aprendizaje y concentración, irritabilidad, temblor, ansiedad,
intranquilidad, insomnio, desgano, alteración de la percepción y del juicio,
dolor de cabeza, agresividad, alucinaciones, pérdida de la coordinación,
desarrollo de cuadros paranoicos (sensación de ser vigilado o perseguido),
vértigo, destrucción de neuronas, disminución de las capacidades mentales, depresión,
intoxicación, trastornos de conciencia, atrofia del nervio óptico.
En el Sistema digestivo y renal.
Náuseas, pérdida de peso, destrucción y disfunción
del hígado (hepatitis, cirrosis), inflamación y varices en el esófago,
gastritis, úlceras y hemorragias digestivas, inflamación del páncreas, diarrea,
mayor tendencia a la aparición del cáncer de laringe y esófago, mala absorción
de los alimentos, déficit de minerales (hierro, calcio, etc), destrucción del
riñón (nefritis, insuficiencia renal).
En el Sistema reproductivo.
Alteración de la ovulación y el ciclo menstrual,
problemas en el embarazo (mayor incidencia de abortos, partos prematuros y bajo
peso del recién nacido), disminución del número de espermatozoides y de su
movilidad (infertilidad, impotencia).
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